Wednesday, September 14, 2016

LA DESCONFIANZA QUE SEA HA DE TENER EN SI MISMO

El segundo remedio es pedir con fervor y humildad, muy frecuentemente a Dios
la gracia de confiar en Él y desconfiar de nosotros mismos. Porque esto es un
regalo del cielo y para conseguirlo es necesario ante todo reconocer de que no
poseemos la desconfianza necesaria, luego convencernos de que la desconfianza
en nosotros mismos no la vamos a conseguir por nuestra propia cuenta sino que es
necesario postrarse humildemente en la presencia del Señor y suplicarle por infinita
bondad que se digne concedérnosla. Y podemos estar seguros que si
perseveramos pidiéndosela, al fin nos la concederá.

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