Monday, September 12, 2016

ALGO QUE ES MUY AGRADABLE A DIOS.

La guerra que tenemos que sostener para llegar a la santidad es la más difícil de todas las guerras, porque tenemos que luchar contra nosotros mismos, o como dice san Pedro: "Tenemos que luchar contra las malas inclinaciones de nuestro cuerpo que combaten contra el alma" (cf. 1P 2, 11).

 Pero precisamente porque elcombate es más difícil y más prolongado, por eso mismo la victoria que se alcanza es mucho más agradable a Dios y más gloriosa para quien logra vencer; porque aquí se cumple lo que dice el Libro Santo: "Quien se domina a sí mismo, vale más que quien domina una ciudad" (Pr 16, 32).

 Lograr dominar las propias pasiones, refrenar las malas inclinaciones, reprimir los malos deseos y malos movimientos que nos asaltan, es una obra que puede resultar ante Dios más agradable que si ejecutáramos obras brillantes que nos dieran fama y popularidad. Y por el contrario, pudiera suceder que aunque hiciéramos muchas obras externas admirables ante la gente, en cambio ante Dios no seamos agradables porque aceptamos en nuestro corazón seguir las malas inclinaciones de nuestra naturaleza y nos dejamos llevar y dominar por las pasiones desordenadas.

Por eso debemos tener cuidado no sea que nos contentemos con dedicarnos a hacer obras que ante los demás nos consiguen fama y prestigio, mientras tanto dejemos que los sentidos se vayan hacía el mal, la sensualidad nos domine y las malas costumbres se apoderen de nuestro modo de obrar. Sería una equivocación fatal.

Cuatro condiciones. Hemos visto en qué consiste la perfección espiritual o santidad y qué ventajas tiene. Ahora vamos a tratar de las cuatro condiciones que son necesarias para lograr adquirir dicha perfección, conseguir la palma de la victoria y quedar vencedores en la batalla por salvar el alma y conseguir alto puesto en el cielo. Estas cuatro condiciones son: Desconfianza de nosotros mismos,
confianza en Dios, ejercitar las cualidades que se tienen y dedicarse a la oración. Las vamos a explicar en los capítulos siguientes.


NO SE RECIBIRÁ
LA CORONA DEL PREMIO
SI NO SE COMBATE
DE ACUERDO 
CON LAS REGLAS 
Y EL REGLAMENTO 

(2Tm 2, 25)

Cap. 1 El Conbate Espiritual.

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